A veces nos enfocamos tanto en lo que nos falta, esperamos o queremos; que nos olvidamos de agradecer. Antes de plasmar mis deseos o proyectos para un Año Nuevo que recién comienza, prefiero detenerme a honrar y agradecer lo que nos enseñó el año que se va.
Si algo tenemos que destacar como humanidad es que este 2020 vino a sacarnos las caretas. Todo lo que construimos y armamos como ”castillito de cristal» se nos desmoronó en un instante. Creencias, Mandatos, Fe, Trabajos, Sistemas, Religiones, Obligaciones, Relaciones, Posesiones, Ideologías; y la lista podría seguir de manera interminable.
Nos encontramos desnudos, sin nada externo a qué aferrarnos y llenos de incertidumbre. El aislamiento, palabra que odio pero que nos obligó a mirar para adentro y a parar el modo activista en el que estábamos. Hizo que nos extrañáramos, comenzamos a valorar los afectos y a cuestionarnos que carajo estábamos haciendo con nuestro tiempo y nuestra vida.
Nos enseñaron que debemos aspirar a lo seguro, estable y al éxito. Y corrimos tras ello, como si fuera lo único a aspirar en esta vida. Cuando la vida pasa, y se esfuma en un instante. Pero al mismo tiempo es mucho más que eso.
Si algo bueno nos deja este 2020 es, que aprendimos a valorar el mirarnos a los ojos, escuchar la voz de un ser querido, el abrazo, la caricia, las amistades, las relaciones sinceras, genuinas y honestas. Si algo nos faltaba en medio de tanto activismo, es el aprender a estar en soledad, tener una relación sana con nosotros mismos, escuchar nuestras emociones y aprender a abrazar el dolor, para dejar que nos transforme.
¿Cuándo dejamos de sentir? ¿Cuándo dejamos de imaginar? ¿Cuándo dejamos de crear? ¿En que momento dejamos de jugar? ¿Porqué dejamos de vivir y disfrutar? Hay mucho que aprender de las infancias que tanto descuidamos y subestimamos.
Cuatro palabras vinieron para quedarse: Caos, Reforma, Gratitud e Incertidumbre.
Aprendamos a seguir creando y reinventarnos en medio del Caos. No nos resistamos al Cambio y la Reforma que tanto necesitamos.
Gratitud ante lo bueno y lo malo. La puerta que se abre y la que se cierra. Lo que fluye y lo que no. Todo lo que sucede es para nuestro bien.
Se viene un año con más incertidumbre ¿Pero la vida no se trata de eso? ¿De vivir, disfrutar y aprender sin tener todo resuelto? Sin esto, el hecho de estar en esta tierra sería muy aburrido. Que el 2021 nos encuentre VIVIENDO, después veremos qué pasa.